Diciembre es una temporada de muchos festivos, pero no necesariamente es una temporada feliz para todas las personas. Para mí diciembre por mucho tiempo fue una temporada difícil.

En mi adolescencia mi amado abuelito murió el 7 de diciembre, dejando una gran vació en mi corazón. El día de su muerte yo llamé a mi abuelita y ella me pidió que fuera a visitarlo porque él había estado preguntando por mi. No pude ir a verlo antes de su muerte y esto me ha pesado por muchos años.

Cuando tenía 22 años, a mi hermano le dispararon y fue remitido a la Unidad de Cuidados Intensivos donde permaneció casi por 1 mes paralizado de la cintura para abajo.  El 28 de diciembre, 2 días después de haber sido dado de alta, falleció en mis brazos de un paro cardíaco mientras hacía terapia física.

En el año 2001, mi adorada abuelita, quien fue como una segunda madre para mí, murió el 16 de diciembre. Nosotras conversábamos por teléfono y nos escribíamos cartas frecuentemente, pero yo no había podido ir a visitarla en varios años. Esa navidad finalmente iba a viajar con mi prometido a Colombia para que conociera a mi abuelita.

Me entristeció mucho que no se hubieran podido conocer.

Como te puedes imaginar puedo empatizar con la melancolía que las fiestas traen a tantas personas.

Solo fue hasta que tuve a mis hijas que verdaderamente pude disfrutar la navidad nuevamente. La inocencia y la felicidad en sus ojos por la celebración fue el mejor regalo. A pesar de que mis padres, hermanos y los otros miembros de mi familia estuvieran a cientos de millas de distancia y que yo los extrañara, mis hijas me dan un nuevo sentido en estas festividades.

Estuve agradecida de tener la oportunidad de brindar alegría a otros seres humanos, pronto me di cuenta que entre más alegría pueda brindar a otras personas, yo seré más feliz.

Entonces, aunque todavía extraño a mis abuelos y la huella de perder a mi hermano tan trágicamente todavía está presente, yo decidí enfocarme en dar alegría y felicidad a otras personas. No solo a las que más amo, sino también a extraños con actos de bondad. Lo hermoso de llevar alegría a otros es que viene acompañado de un efecto de bola de nieve. Cuando haces algo bueno por otra persona, ellos se sienten inspirados también a hacer algo bueno por otras personas y esto genera una bonita reacción en cadena de felicidad y alegría alrededor del mundo.

 

Estas festividades, estés o no con tu familia, sea un momento del año feliz o no, juntos podemos llevar alegría y felicidad a otras personas y te prometo que la sensación va a ser INCREÍBLE.

¡Hagamos esto juntos!. Si conoces a alguien que le pueda ser de utilidad recibir un poco de ánimo, haznoslo saber y le enviaremos una Caja de Alegría Navideña!

Es tan fácil como contar 1,2 y 3.

  1. Envíanos un correo electrónico con el nombre completo y la dirección exacta de la persona a la que nominas. En el título del correo escribe: Caja de Alegría Navideña.
  2. Brevemente informanos por que estas nominando a esta persona y como crees que podemos animarlo.
  3. Incluye una nota personal para esta persona, nosotros la vamos a agreguegar con tu nombre a la Caja de Alegría Navideña.

Vamos a escoger a 20 personas para enviarles esta Caja de Alegría Navideña y te informaremos si tu nominado fue elegido.

De todo corazón te invito a pensar en algo que puedas hacer para ayudar a brindar alegría a otras personas en estas festividades, por favor compártenos tu experiencia.

De parte de nuestro pequeño pero poderoso equipo de West Compass Insurance, les deseamos BONDAD, ALEGRÍA y mucha SALUD