Tu charla de medio año: Diseñando una vida que te llene

Julio siempre me toma por sorpresa; es el marcador no oficial de que llegó el verano y de que estamos a mitad de año. En un abrir y cerrar de ojos empieza el Período de Inscripción Anual, llegan las fiestas, y ¡boom! Otro año que se va.

Con dos hijas en voleibol competitivo, esta época del año se siente como un entretiempo. Ya terminó el primer set. Es el momento de reagruparse, revisar qué está funcionando, hacer ajustes y volver a enfocarse para cerrar el año con fuerza.

Lo mismo aplica para nuestras metas de vida.

Apenas estoy comenzando a leer Designing Your Life de Bill Burnett y Dave Evans (puedes verlo en designingyour.life). Ellos aplican el pensamiento de diseño a la planeación de vida, enseñando cómo resolver problemas de forma creativa tanto en el trabajo como en la vida personal.

Una idea que me impactó mucho es cómo nuestra visión del trabajo y nuestra visión de vida pueden alinearse… o chocar.

Siempre he creído que deberíamos amar lo que hacemos. No todos los días serán mágicos, pero en general, nuestro trabajo debería traernos plenitud y alegría. No tiene que ser algo que cambie el mundo, pero sí debe sentirse significativo para ti.

Para mí, eso significa generar un impacto positivo en nuestros clientes, nuestro equipo y nuestra comunidad. Significa hacer un trabajo que esté alineado con mis valores fundamentales.

Darren Hardy lo dijo perfectamente:

“Las decisiones más sabias y motivadoras son aquellas alineadas con lo que identificas como tu propósito, tu yo esencial y tus valores más elevados.” (A-Z Quotes)

Si, por ejemplo, valoras el trato humanitario hacia los animales, trabajar en una instalación que realiza pruebas con animales iría en contra de tus valores y terminaría drenándote con el tiempo.

Pasamos gran parte de nuestras vidas trabajando, muchas veces sacrificando tiempo con la familia. Ese sacrificio debería valer la pena. Sea cual sea nuestro trabajo, hagámoslo con excelencia.

¿Pero qué pasa cuando dejamos de trabajar?

Esa es una transición que veo con frecuencia en nuestros clientes que se retiran e incluso con mis propios padres. Sin un nuevo propósito, el rumbo de vida puede cambiar drásticamente. Muchos decimos cosas como: “Voy a viajar cuando me retire” o “Voy a dedicarme a la jardinería cuando me retire”. Pero aquí va la verdad: vivimos más tiempo, y la jubilación ahora podría representar un tercio de nuestras vidas. La planeación financiera es clave, pero también lo es planear cómo vamos a usar nuestro tiempo.

Las investigaciones muestran por qué esto importa: las personas jubiladas que se fijan metas claras y significativas suelen gozar de mejor salud física y mental, reduciendo la ansiedad, la soledad y el deterioro cognitivo (Wiley Online Library).

Por eso hablo tanto de fijar metas, no solo para el trabajo, sino para la vida. No tienen que ser metas grandiosas, pero sí deberían reflejar tus valores y darte propósito. Tal vez sea mejorar tu swing de golf o salir más en bici—vincúlalo con una intención más profunda: “Quiero mantenerme activo y saludable.”

Y también está el lado mental:
¿Qué sabiduría, habilidades o experiencias puedes compartir? Tal vez puedas hacer consultorías unas horas a la semana o ser mentor de un estudiante. Imagina lo gratificante que sería ayudar a alguien a escoger un camino que vaya con sus fortalezas, así como tú lo hiciste.

Así que aquí estamos—mitad de julio. Antes de que el año se nos vaya volando, tómate un momento:

Cuando suenen las campanas de Año Nuevo, ¿qué te haría sonreír y pensar, “Este fue un año MARAVILLOSO y con impacto”?

Compártelo con nosotros en los comentarios y diseñemos juntos la segunda mitad del 2025.

 

Cindy Santos-Mendoza

West Compass Insurance

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